「Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ I」𝐶𝑒𝑛𝑖𝑧𝑎𝑠
Existía un ambiente tenso entre los miembros ahí presentes, aquellos dos sirvientes de signos opuestos compartían su confidencialidad sin palabra alguna, como guardianes cuyas miradas inspeccionaban minuciosamente a quienes iban y venían por el corredor; la Quinta Esencia era discreta, analizando a cualquiera que entraste o saliera, el de Fuego, mantenía su semblante serio pero alerta.
Omega descargaba los nervios a través de pequeños golpeteos a la pared detrás de él, pensaba en lo que habían pasado una vez que Emeritus III llegó inconsciente a ellos y el pulso apenas perceptible que detonó en una dificultad respiratoria.
Todo lo anterior, sumado al shock que su amo sufría siendo trasladado en la camilla, culminó en una inferencia que había cobrado sentido, notaron una marca en su cuello, un pinchazo. Alpha ya se hacía una idea de lo que podía haber ocurrido como un intento de asesinato, ¿Quién mejor que un Ghoul para hacer el trabajo sucio?, Pero, ¿De quién? No podían darse la libertad de confiarse de nadie, ni siquiera en sus allegados y eso les impedía ver a sus compañeros con los mismos ojos. Ellos, en cambio, sabían que podían prescindir de la desconfianza con el otro.
El resto de los músicos de la era Meliora aguardaban indiferentes a las miradas curiosas de otras personas, en espera del informe y diagnóstico que el médico les proporcionaría. Después de todo, Terzo era el único por quien deberían preocuparse ahora, sus hermanos ya habían cruzado el sendero hacia el abismo cuando los encontraron, buscando el lugar del cual el Papa había salido en tales condiciones.
Todas las miradas permanecían sobre el Cardenal desde que entró por aquella puerta, los Ghouls que lo acompañaban mantuvieron compostura, para su sorpresa Imperator no llegó con él ni tampoco el padre del afectado. La mayor figura autoritaria en ese momento pareció entender que por motivos suficientes tendría que conformarse en la sala de espera.
Water se levantó de su asiento para dirigirse directamente con Copia:
—Cardenal —le llamó—, gracias por venir, las cosas pintaban muy mal y la Hermana Imperator no ha llegado, realmente necesitábamos a un superior en caso de presentarse cualquier situación delicada.
Desconocían el estado del hijo menor de Nihil, y era evidente la preocupación y el estrés al que se vieron sometidos de pronto, todos parecían ansiosos con lo que pudiese ocurrir en aquella habitación.
Dar un paso en la sala de espera fue suficiente para que el Cardenal sintiera la tensión que existía en el ambiente, aquellos Ghouls se hacían preguntas, por el modo en el que algunos miraron a los demonios que le acompañaban, intuyó las posibles teorías que se habrían formulado y lo que aquello traía consigo: Desconfianza. Probablemente todo eso tendría como consecuencia cierta fragmentación en el clero.
Copia escucho atento las palabras de Water, sorpresa e indignación era lo único que mostraba su semblante. En ese momento, la noticia ya habría sido dada a los superiores, su inquietud principal era la reacción del Papa Zero, por el retardo, supuso que la delicada condición de salud limitaría sus intervenciones.
— Seguramente ya le ha sido informado a la hermana la delicada situación, ella es quien se encarga de hacer llegar cualquier, cualquier, información vital al gran Papa, no es secreto que su salud no es precisamente la más idónea, hoy la desgracia ha mancillado al clero, por ahora no queremos otra más. — Comentó— ¿Saben de algo? ¿Cómo... cómo se encuentra él...? —
Antes de poder obtener respuesta un doctor se acercó a la sala preguntando por familiares del paciente.
— Me temo que no han podido venir, pero estamos nosotros en su representación — indicó el Cardenal haciendo un ademán con las manos que señalaba a los presentes en la sala de espera; aquella respuesta no pareció agradar al médico, quién mostraba una mirada de recelo a dar información a desconocidos enmascarados, Copia insistió.
— Hemos estado sumamente preocupados por nuestro Papa, podría al menos explicarme a mí la situación, yo me encargaré de difundir su, su... —
El doctor interrumpió — Diagnóstico. —
— ¡Exactamente! — continuó el hombre de peculiar bigote.
— De acuerdo, acompáñeme... —
Caminaron unos pasos adentrándose en un solitario pasillo.
— Al parecer el paciente presentó todos los síntomas de intoxicación por envenenamiento, aún no estamos seguros del tipo de toxina que pudo haberlo afectado, serán necesarios un par de estudios antes de saberlo con certeza, por el momento se le realizó un lavado gástrico y se encuentra canalizado, se le mantendrá en observación por las siguientes veinticuatro horas, las buenas noticias son que está estable, es muy probable que pueda sobrevivir. Si mañana continua así podrá ser dado de alta en un par de días, acorde la reacción de su cuerpo. —
— Muchas gracias, no sabe lo aliviado que me deja ante... ¡Uff! ¡Un escenario tan positivo! En cuanto estén los resultados ¿Podría indicármelo? Es mi responsabilidad ser mensajero de cualquier novedad. — El doctor asintió y caminó perdiéndose por los pasillos dejándolo sólo un momento, suspiro, se ajustó el cuello del traje y con pasos decididos volvió a la sala de espera.
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